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¿Cómo saber trabajar con un compañero tóxico en la oficina?

La socialización es indispensable para los seres humanos. Por medio de ella, podemos lidiar con el estrés, estrechar vínculos, obtener apoyo, llegar a acuerdos y otro sinfín de opciones que favorecen nuestra supervivencia. Sin embargo, el proceso no siempre es agradable; de hecho, casi a todos les ha tocado lidiar con algún compañero tóxico en la comunidad, en la escuela o en la oficina. Nos enfocaremos en este último caso.

Los perfiles de un compañero tóxico varían, pero existen ciertos estereotipos muy comunes en las oficinas. Muchos son volátiles o agresivos, lo que hace difícil comunicarse y buscar soluciones incluso a los problemas más simples. Otros fingen ser personas amigables o leales, pero actúan sigilosamente causando daño o incomodidad. Y así como ellos, existen muchos más, pero la pregunta es: ¿cómo lidiar con ellos?

Analiza el contexto: ¿podrías ser tú el problema?, ¿podrían ser los demás?

Es un hecho que siempre habrá un compañero tóxico en la oficina, pero no siempre se debe a una personalidad conflictiva. Antes de juzgar a los demás, no estaría mal evaluar el comportamiento y pensar propio; esto es mejor que responder de inmediato a un señalamiento o agresión. Y es que a veces, sin notarlo, nuestras acciones o comentarios terminan perjudicando a otras personas, lo que genera conflictos.

Conoce a tu compañero tóxico

Al detectar un compañero tóxico, es probable que sientas la necesidad de alejarte o mantenerte al margen; es decir, interactuar con él o ella solo para lo estrictamente necesario. La evasión ha sido un método de supervivencia muy eficaz y parte importante de nuestro proceso evolutivo; además, bajo ciertos contextos, podría catalogarse como una manifestación de inteligencia.

Sin embargo, muchas situaciones merecen abordajes más frontales, en especial cuando se buscan soluciones que ataquen la raíz del problema. Cuando se trata de un compañero tóxico, podría valer la pena conocerlo. Con ello no nos referimos concretamente a intentar hacer amistad; pero ciertamente, conocer los riesgos que hay a nuestro alrededor puede conducirnos a comportamientos más prudentes.

Empatía: intenta ponerte en sus zapatos

Dicen que las personas que se muestran negativas, infelices y que maltratan a los demás reflejan un malestar interno; y puede que sea cierto. Los problemas en casa, la salud deficiente, las malas finanzas y la insatisfacción con el desempeño laboral propio puede afectar a cualquiera. Bajo esta carga de estrés, muchos podrían responder mal o ver conflictos donde no los hay y convertirse en el típico compañero tóxico.

Pero también es cierto que los demás no son culpables de lo que nos pasa. Sea cual sea la causa de malestar, una cualidad profesional valiosa es saber separar la vida laboral de la personal. Aun así, somos humanos y no estamos exentos de pasar por situaciones similares. Así que, mientras lo conoces, puedes poner en práctica tu empatía para intentar comprender el origen del comportamiento del compañero tóxico.

Evita actuar igual que tu compañero tóxico

Ahora bien, reconocemos que nada de esto es tarea fácil. A algunas personas se les hará más sencillo que a otras, pero todo dependerá de la situación. Pero, cuando hay un compañero tóxico cerca, lo mejor es evitar caer en sus propios juegos. La agresividad puede funcionar, pero a la vez manchar tu imagen profesional. En cambio, actuar de la forma más civilizada posible podría rendir mejores resultados.

Neutraliza tus emociones y practica la asertividad

Lidiar con un compañero tóxico en la oficina amerita neutralizar las emociones y evitar dar rienda suelta a las respuestas instintivas. La clave para ello es poner como prioridad tu autoestima y medir tanto las palabras como su tono. Esto, a su vez, implica un gran ejercicio de asertividad para que esto no implique permitir malos tratos o dar a entender que eres un blanco fácil. Los límites pueden establecerse de forma educada.

Evita quejarte con los demás

Puede que tu opinión respecto al compañero tóxico coincida con la de los demás en la oficina, lo cual podría ser muy satisfactorio. Sin embargo, es un error emitir quejas y críticas respecto a tu comportamiento, incluso si es por desahogo. La mejor forma de abordar los problemas con alguien es hablando personalmente con esta persona en un entorno seguro y siempre con educación.

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