La Covid-19 está teniendo muchos efectos en la salud, y no solo en la de aquellos que han contraído el virus. El confinamiento, las restricciones, el miedo y la incertidumbre están afectando de manera severa al estado de ánimo de muchas personas. Es lo que la Organización Mundial de la Salud ha llamado fatiga pandémica.
La propia OMS ha estimado que hasta un 60 % de la población europea podría sufrir los efectos de esta fatiga pandémica. Efectos que tendrían consecuencias a todos los niveles: en la vida diaria, en las relaciones sociales y también a nivel laboral en el caso de empleados de empresas, muy especialmente entre aquellos a los que la crisis económica está afectando especialmente.
¿Cómo se manifiesta la fatiga pandémica?
La fatiga pandémica tiene unos síntomas claros. Se manifiesta como una sensación de cansancio, pero también de ansiedad, de desmotivación y de tristeza. Aparecen, además, problemas de sueño, de memoria y de concentración. Y en ocasiones esa sensación de hartazgo lleva aparejada una relajación en las normas básicas de protección frente al coronavirus.
A nivel general, los expertos recomiendan enfrentarse a la fatiga pandémica manteniendo unos hábitos saludables: dieta equilibrada, un buen descanso y algo de ejercicio. También aconsejan evitar la sobreinformación, practicar técnicas para reducir el estrés o mantener el contacto con los seres queridos haciendo uso de las nuevas tecnologías.
Consecuencias laborales
La fatiga pandémica, por otra parte, también puede llegar a afectar a las empresas, ya muy golpeadas por la crisis. Aquellos empleados que las sufren corren el riesgo de sufrir accidentes laborales graves por esa falta de concentración asociada a ella, además de una merma en la productividad o un aumento de las bajas laborales.
Por eso, también desde la empresa es importante prestar atención a los empleados para intentar evitar, en la medida de lo posible, incrementar esa fatiga pandémica y para frenar sus síntomas, si es que estos ya han aparecido.
Desde los servicios de prevención de riesgos laborales de las empresas se puede trabaje en varias direcciones en este sentido. La primera de ellas sería favorecer un entorno saludable para los empleados. Si estos lo perciben como un espacio seguro, parte de esa ansiedad que genera la fatiga pandémica podría verse rebajada.
La segunda vía de actuación de las empresas estaría centrada en la puesta en marcha de herramientas de intervención psicosocial para atender a aquellos empleados que muestren síntomas de fatiga pandémica, garantizando el acceso a los servicios de salud mental cuando fuera necesario.
Una tercera vía para luchar contra esa fatiga sería la de ofrecer asesoramiento a todos los empleados. Desde las empresas también se puede dar información sobre medidas que a nivel personal se pueden adoptar para luchar contra ese muevo mal que está afectando a todos los niveles.
Y, junto a todo ello, habría otras muchas iniciativas que también se podrían adoptar para prevenir los efectos de la fatiga pandémica: facilitar el teletrabajo, respetar los periodos de descanso de los empleados, ofrecer formación en manejo del estrés y técnicas de relajación, o incluso crear espacios en los que los trabajadores puedan relajarse unos momentos durante la jornada laboral serían solo algunas de esas iniciativas.
Promover la salud de la plantilla proporciona a las empresas unos beneficios mucho mayores de lo que supone la inversión en este tipo de programas. Por un lado, se reducen las tasas de absentismo y, por otro, se crea un mejor clima laboral que facilita la productividad. En PREVEN-IR ponemos a tu disposición los mejores recursos y profesionales para ayudarte a frenar las consecuencias de la fatiga pandémica entre tus empleados.