En los últimos años, se ha reforzado la necesidad de desarrollar e incorporar al trabajo lo que se conoce como «habilidades blandas» (soft skills). Una habilidad blanda es cualquier habilidad que ayude a un individuo a interactuar en un entorno profesional o laboral. Estas habilidades son esenciales para quienes trabajan en prevención, ya que les permiten ser eficaces al tratar con diferentes situaciones y personas.
¿Cuáles son las «soft skills» para los profesionales de la prevención?
Las habilidades blandas están relacionadas con la capacidad de una persona para manejar las interacciones. Van más allá de los conocimientos técnicos que una persona adquiere durante su formación e incluyen atributos como la empatía, la resiliencia, la comunicación, la credibilidad, etc.
La demanda de profesionales con habilidades blandas avanzadas ha aumentado rápidamente. Por ello, los procesos de selección (y su éxito) se centran cada vez más en estas habilidades. Es importante que los profesionales tengan «habilidades blandas», como adaptación, flexibilidad y creatividad, para afrontar mejor los entornos laborales actuales.
En el ámbito de la prevención, las «habilidades blandas» permiten a los profesionales desarrollar sus conocimientos y capacidades. Este tipo de habilidades no sólo permiten a los profesionales manejar sus tareas cotidianas, sino que también facilitan la comunicación, la toma de decisiones y la negociación. Actualmente, los profesionales de la prevención necesitan desarrollar y actualizar constantemente sus «habilidades blandas» para ser más eficaces en su carrera.
¿Cómo pueden los profesionales de la prevención caracterizar las soft skills?
Típicamente, las habilidades blandas pueden dividirse en tres categorías: habilidades interpersonales, habilidades sociales y habilidades metódicas. Estas categorías consisten principalmente en atributos como la empatía, la resiliencia, la comunicación y la credibilidad, entre otros. Estas competencias pueden adquirirse a través de distintos cursos y formación, que permiten a los profesionales de la prevención estar preparados a la hora de enfrentarse a distintas situaciones.
¿Cómo utilizar las soft skills en la vida real?
Las competencias blandas pueden ser muy útiles a la hora de tomar decisiones, comunicarse y negociar. Para ello, los profesionales de la prevención deben ser conscientes de cómo pueden aplicarse estas habilidades para crear resultados satisfactorios.
Por ejemplo, para comunicarse eficazmente, los profesionales deben utilizar sus habilidades de comunicación y empatía para comprender las necesidades y la perspectiva de la otra persona. Este tipo de interacción ayuda a crear confianza y comprensión, lo que se traduce en resultados más satisfactorios. Además, utilizar la resiliencia puede ayudar a los profesionales a manejar situaciones difíciles y resolver problemas.
Por otra parte, una persona puede utilizar las habilidades blandas al tomar decisiones. Los profesionales deben utilizar sus habilidades analíticas y de pensamiento crítico, así como sus habilidades de comunicación, para tomar decisiones informadas y eficaces.
Por último, la negociación es otro aspecto importante en el que las «habilidades blandas» pueden utilizarse con eficacia. Para tener éxito en una negociación, los profesionales deben utilizar sus habilidades de comunicación y negociación. Esto les permitirá resolver la situación y llegar a acuerdos beneficiosos para todas las partes implicadas.
Las habilidades interpersonales son esenciales para los profesionales de la prevención. Ayudan a los profesionales a desarrollar sus habilidades interpersonales y de comunicación, así como su capacidad de toma de decisiones y de negociación. Mediante el uso de estas «habilidades blandas», los profesionales de la prevención pueden tener más éxito en su carrera y, en última instancia, en su trabajo con los clientes.