Un incendio siempre es un peligro muy grave. Esperamos que no hayas tenido que sufrir nunca uno, ya que es un episodio muy desagradable que puede tener graves consecuencias. Tanto si es en una vivienda como en la oficina, debemos saber actuar para evitar males mayores.
Lo primero que te recomendamos es que mantengas la calma. Debes evitar que los nervios te venzan en los momentos de riesgo y que la adrenalina te juegue una mala pasada. Puede ser lo más natural ante un incendio en la oficina, pero tienes que intentar no ponerte nervioso.
En la oficina debe existir alguien encargado de las emergencias y de la seguridad en el trabajo, que conocerá al detalle el plan de evacuación y cómo actuar. Esta persona de dará las indicaciones en caso de originarse un incendio, aunque es información que debéis manejar con soltura para evitar el caos del momento.
Qué hacer cuando se declara un incendio en la oficina
Como decimos, los protocolos de evacuación deben estar muy bien establecidos en el plan de prevención de riesgos laborales de la empresa. En caso contrario, la compañía puede enfrentarse a graves amonestaciones si se incumplen las normas de prevención. Por eso te recomendamos que revises habitualmente el manual de actuación en caso de incendio.
Pero, a rasgos generales, lo primero que debes hacer (si eres tú quién descubre el fuego) es activar la alarma de incendios. Esto dará el aviso a toda la oficina para que podáis desalojar el edificio y los servicios de emergencia lleguen lo antes posible. Una vez pulsado el botón, es momento de irse.
No cojas nada. De verdad, nada es más importante que evacuar las oficinas y alejarse del incendio. Hazlo de forma pausada y tranquila, junto al resto de tus compañeros. Las salidas de emergencia deben estar marcadas y los itinerarios más cortos señalados, para que todas las vías queden despejadas y se eviten aglomeraciones.
Si puedes y no corres peligro, cierra las ventanas antes de salir de una habitación. De igual forma, la última persona que vaya abandonando las oficinas debería ir cerrando las puertas a su paso. Así se controla un poco la propagación del incendio. Por supuesto, nunca hagas uso de los ascensores, son un elemento muy peligroso en estos casos.
Si descubres una puerta que desprende mucho calor o por la que se escapa el humo, no la abras. El incendio estará al otro lado y puede producirse una explosión por la inyección de gases y la alta temperatura de la oficina interior.
Si el humo se ha propagado por los pasillos, avanza agachado y con la boca y la nariz cubiertas. Este humo es muy tóxico, y debido a su calor siempre tenderá a desplazarse hacia arriba.
Si por algún motivo te has quedado atrapado y el incendio está más allá de tu única puerta de salida, no entres en pánico. Busca una ventana desde la que hacer señales a los equipos de emergencias y no la abras a menos que sea completamente necesario para respirar. Esta inyección de oxígeno puede avivar el fuego. Si puedes, utiliza una toalla mojada o algo similar para tapar los huecos por los que pueda entrar el humo.
Como ves, enfrentarse a un incendio puede ser una experiencia traumática. Ya sea en tu casa o en la oficina, trata de mantener la calma y sigue los pasos establecidos en el plan de evacuación. Los servicios de bomberos llegarán lo antes posible y extinguirán las llamas en cuestión de minutos.