Todos somos conscientes de las consecuencias sanitarias y económicas que se han producido y se producirán a causa de la COVID-19. No obstante, no estamos atendiendo y destacando las consecuencias que se pueden producir a nivel psicológico. Y es que no debemos olvidar que las consecuencias psicológicas del COVID-19 también apareceran en el trabajo.
La incertidumbre en la esfera sanitaria y económica ha hecho mucho daño en toda la sociedad, produciendo así una pérdida notable de la percepción de control y un incremento de la sensación de vulnerabilidad y desprotección. Asimismo, a eso se le tiene que sumar todo el malestar generado a partir de las pérdidas que se han ido producido (seres queridos, proyectos, planes, trabajos, etc).
“La pandemia ha provocado consecuencias sanitarias, económicas y psicológicas.”
Esta situación ha generado un malestar psicológico en muchos de los trabajadores, y es necesario empezar a manejarlo adecuadamente. Por eso, es recomendable que desde las empresas ofrezcan a sus trabajadores los recursos y estrategias pertinentes para poder manejar su estrés emocional, y contribuir en el cuidado de su salud emocional.
Además, es importante resaltar que es una situación excepcional y cada persona la vive de una manera distinta. Es por este motivo que sería adecuado realizar una evaluación de cada caso individual, para así poder ofrecer estrategias y recursos adaptados a sus necesidades.
La gestión inadecuada de nuestras sensaciones y emociones afecta a nuestro plano personal, pero también al profesional.
Ante una gestión insuficiente y/o inadecuada:
- Disminuye el rendimiento y funcionamiento en todos los planos
- Aumenta las dificultades de concentración
- Acrecentan las dificultades para organizarse
- Aumenta las dificultades para tomar decisiones
- Se acentuan los niveles de irritabilidad
- Incremento de los niveles de agotamiento
- Etc
No olvidemos la importancia y la necesidad de prevenir y actuar de manera anticipada, dentro de lo posible, para minimizar las consecuencias y los efectos devastadores que se pueden producir en el ámbito emocional.