La pandemia del coronavirus ha supuesto un cambio radical en nuestras vidas en todos los ámbitos. Después del confinamiento, muchos trabajadores se han ido reincorporando o lo van hacer en breve a sus empresas, sin olvidar a aquellos que no han dejado de trabajar.
En cualquiera de estas situaciones el temor a contagiarse y contagiar el virus a sus seres queridos está provocando ya casos de estrés, ansiedad e incluso depresión. Y la situación es especialmente seria en el caso de los trabajadores del ámbito sanitario, sometidos por su trabajo a un elevadísimo impacto emocional.
Un estudio de la Universidad Complutense ha dado unos resultados preliminares preocupantes: casi el 80% de los profesionales sanitarios presenta síntomas de ansiedad y un 51% síntomas de depresión después de la sobrecarga laboral de los últimos meses. El informe va aún más lejos, señalando que alrededor del 53% pueden sufrir estrés postraumático y la necesidad de una adecuada atención psicológica temprana.
Estas cifras, evidentemente, no son extrapolables a todos los trabajadores o empresas del país, pero las consecuencias psicológicas que está dejando el coronavirus sí son patentes en otros ámbitos laborales alejados del sanitario. El miedo al contagio en el transporte público o en el puesto de trabajo está siendo difícil de manejar por muchas personas, como lo es el temor a perder el empleo o a sufrir una rebaja de sueldo.
Hay un dato, además, que conviene tener en cuenta: hace unos años, la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo ya advertía de que hasta un 30% de las personas tenían la sensación de sufrir estrés en el trabajo ‘siempre o casi siempre’. Y ahora esa sensación se está viendo incrementada con la expansión del coronavirus. ¿Cómo se manifiesta?
-Sensación de ahogo o presión en el pecho son síntomas claros de ansiedad.
-Problemas para conciliar el sueño.
-Bloqueos mentales, falta de concentración, menor rendimiento profesional.
-Sensación de desprotección, irritabilidad.
¿Qué puede hacer la empresa?
La ansiedad entre los trabajadores es un factor más de riesgo en la empresa, y conviene recordar que esta está obligada a proteger su salud y seguridad en el entorno laboral. Por ello, la primera de las medidas parece lógica: unas adecuadas condiciones de trabajo. Desinfección, separación mínima entre empleado, medias de protección personal y otras de carácter higiénico son elementos que aportarán tranquilidad.
Incluso pueden contribuir a aliviar esa tensión emocional y ese estrés laboral la puesta en marcha de iniciativas como el teletrabajo, la flexibilización de horarios o medidas para favorecer la conciliación, mucho más en las circunstancias actuales.
Pero más allá estas cuestiones, también hay que prestar atención al aspecto psicológico. Detectar de manera precoz los síntomas de estrés y ansiedad es importante, como lo es ofrecer a los trabajadores herramientas que les ayuden a gestionar sus emociones de manera eficaz.
En ese sentido, una iniciativa adecuada es que desde la misma empresa se pueda ofrecer asesoramiento profesional a los trabajadores para que estos puedan canalizar sus temores que de la manera más adecuada. Por supuesto, para ello es esencial mejorar los canales de comunicación entre empresa y empleados y hacer una evaluación de riesgos psicosociales.
Hay que tener en cuenta que el estrés, la ansiedad y la depresión ya eran la causa de más de la mitad de las bajas laborales en España antes de la aparición del coronavirus y que la duración de esas bajas se mueve entre los 15 y los 90 días.
La pandemia del coronavirus ha supuesto un cambio radical en nuestras vidas en todos los ámbitos. Después del confinamiento, muchos trabajadores se han ido reincorporando o lo van hacer en breve a sus empresas, sin olvidar a aquellos que no han dejado de trabajar.
En cualquiera de estas situaciones el temor a contagiarse y contagiar el virus a sus seres queridos está provocando ya casos de estrés, ansiedad e incluso depresión. Y la situación es especialmente seria en el caso de los trabajadores del ámbito sanitario, sometidos por su trabajo a un elevadísimo impacto emocional.
Un estudio de la Universidad Complutense ha dado unos resultados preliminares preocupantes: casi el 80% de los profesionales sanitarios presenta síntomas de ansiedad y un 51% síntomas de depresión después de la sobrecarga laboral de los últimos meses. El informe va aún más lejos, señalando que alrededor del 53% pueden sufrir estrés postraumático y la necesidad de una adecuada atención psicológica temprana.
Estas cifras, evidentemente, no son extrapolables a todos los trabajadores o empresas del país, pero las consecuencias psicológicas que está dejando el coronavirus sí son patentes en otros ámbitos laborales alejados del sanitario. El miedo al contagio en el transporte público o en el puesto de trabajo está siendo difícil de manejar por muchas personas, como lo es el temor a perder el empleo o a sufrir una rebaja de sueldo.
Hay un dato, además, que conviene tener en cuenta: hace unos años, la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo ya advertía de que hasta un 30% de las personas tenían la sensación de sufrir estrés en el trabajo ‘siempre o casi siempre’. Y ahora esa sensación se está viendo incrementada con la expansión del coronavirus. ¿Cómo se manifiesta?
-Sensación de ahogo o presión en el pecho son síntomas claros de ansiedad.
-Problemas para conciliar el sueño.
-Bloqueos mentales, falta de concentración, menor rendimiento profesional.
-Sensación de desprotección, irritabilidad.
¿Qué puede hacer la empresa?
La ansiedad entre los trabajadores es un factor más de riesgo en la empresa, y conviene recordar que esta está obligada a proteger su salud y seguridad en el entorno laboral. Por ello, la primera de las medidas parece lógica: unas adecuadas condiciones de trabajo. Desinfección, separación mínima entre empleado, medias de protección personal y otras de carácter higiénico son elementos que aportarán tranquilidad.
Incluso pueden contribuir a aliviar esa tensión emocional y ese estrés laboral la puesta en marcha de iniciativas como el teletrabajo, la flexibilización de horarios o medidas para favorecer la conciliación, mucho más en las circunstancias actuales.
Pero más allá estas cuestiones, también hay que prestar atención al aspecto psicológico. Detectar de manera precoz los síntomas de estrés y ansiedad es importante, como lo es ofrecer a los trabajadores herramientas que les ayuden a gestionar sus emociones de manera eficaz.
En ese sentido, una iniciativa adecuada es que desde la misma empresa se pueda ofrecer asesoramiento profesional a los trabajadores para que estos puedan canalizar sus temores que de la manera más adecuada. Por supuesto, para ello es esencial mejorar los canales de comunicación entre empresa y empleados y hacer una evaluación de riesgos psicosociales.
Hay que tener en cuenta que el estrés, la ansiedad y la depresión ya eran la causa de más de la mitad de las bajas laborales en España antes de la aparición del coronavirus y que la duración de esas bajas se mueve entre los 15 y los 90 días.
Invertir en salud laboral, en prevenir estas patologías, es invertir en los trabajadores y también en la empresa. Preven Ir te ayuda en esta importante labor con nuestra Guía para manejar el impacto emocional y una línea de atención psicológica.
Invertir en salud laboral, en prevenir estas patologías, es invertir en los trabajadores y también en la empresa. Preven Ir te ayuda en esta importante labor con nuestra Guía para manejar el impacto emocional y una línea de atención psicológica.